Esto ya lo he leído, lo he visto en mil doscientas cincuenta pelis y me suena a canción repetida hasta la saciedad. Spiderman Reino nace a la sombra de un estreno cinematográfico y por el ansia de un dibujante que quiere llegar a ser ¡Un autor completo! Y ese ansia se traduce en copiar vilmente las maneras narrativas de una leyenda (a quien pese) del comic: Frank, cara de pájaro, Millar. Karee Andrews no me parece mal dibujante, pero aquí homenajea/copia descaradamente una de las grandes obras de Millar, como no, el Dark Knight.
Pero la cosa chirría por una falta total de coherencia argumental. La voces en off, hace de todo menos ayudar a que la historia avance. De una pedantería enorme, intenta darle coherencia a la supuesta aventura crepuscular de Spiderman. Porque de eso va la historia. Un Spiderman anciano y decrépito, medio chalado y con graves problemas personales, debe volver a ponerse el traje de superhéroe porque Nueva York, su amada ciudad, está bajo el yugo de un régimen totalitario (me abuuuuurrro) que bla bla bla.
Una lástima ver que esta especie de Spiderman, el Fin queda como un producto fallido que jugó al sensacionalismo con la portada del primer número. La cuestión es que me da pena la oportunidad perdida de crear una obra magna de Spiderman; un western crepuscular de un autor con libertad creativa. No creo que Andrews la tuviera. Ciertos enemigos están metidos con calzador y la mirada puesta en la peli de este verano. Ver a Peter Parker con el traje negro no aporta nada a la trama y parece más puro marketing que otra cosa.
Como aspectos positivos, el dibujo de Andrews, cuando no copia a Miller, me atrae y las escenas de acción son espectaculares.
Con un guión mucho más solvente, hubiera quedado un muy buen comic.
Pero la cosa chirría por una falta total de coherencia argumental. La voces en off, hace de todo menos ayudar a que la historia avance. De una pedantería enorme, intenta darle coherencia a la supuesta aventura crepuscular de Spiderman. Porque de eso va la historia. Un Spiderman anciano y decrépito, medio chalado y con graves problemas personales, debe volver a ponerse el traje de superhéroe porque Nueva York, su amada ciudad, está bajo el yugo de un régimen totalitario (me abuuuuurrro) que bla bla bla.
Una lástima ver que esta especie de Spiderman, el Fin queda como un producto fallido que jugó al sensacionalismo con la portada del primer número. La cuestión es que me da pena la oportunidad perdida de crear una obra magna de Spiderman; un western crepuscular de un autor con libertad creativa. No creo que Andrews la tuviera. Ciertos enemigos están metidos con calzador y la mirada puesta en la peli de este verano. Ver a Peter Parker con el traje negro no aporta nada a la trama y parece más puro marketing que otra cosa.
Como aspectos positivos, el dibujo de Andrews, cuando no copia a Miller, me atrae y las escenas de acción son espectaculares.
Con un guión mucho más solvente, hubiera quedado un muy buen comic.
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